Literatura de la Emancipación
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(Siglos XVIII - XIX)
La literatura tuvo un
papel preponderante en el proceso de la Emancipación en el Perú. Puede dividirse en dos vertientes: una culta y otra popular.
La literatura culta adopta principalmente la forma
doctrinaria, dentro de la que se incluyen los ensayos, artículos, sermones,
discursos y cartas. Los textos
estrictamente literarios de esta época tales como los poemas o el teatro se
inscriben dentro de la corriente neoclasicista imperante hasta entonces.
La forma popular se da a través de canciones, letrillas y
coplas que surgen durante o después de cada uno de los movimientos
revolucionarios del proceso. Esta
literatura popular es, en algunos casos, anónima y su intención era difundir
las ideas de la gesta libertadora.
Las bases para la literatura producida durante el periodo de
la emancipación tienen su punto de partida en la Sociedad Amantes del
país. Esta congregaba a un grupo de
intelectuales que, siguiendo el ejemplo de la Ilustración francesa, se reunían
a discutir temas científicos, políticos y literarios. Esta sociedad publicó entre 1791 – 1795 “El Mercurio Peruano”. La finalidad de la publicación era, como se
indica en el “Prospecto de Mercurio”, dar a conocer el territorio que se habita
desde los más diversos ángulos, proporcionando noticias sobre historia, artes,
agricultura, pesca, literatura y costumbres.
Los principales colaboradores del Mercurio Peruano fueron José
Rossi y Rubí; Francisco Gonzalez Laguna, José María Egaña, Francisco Romero de
Lagunas, Diego Cisneros, José Baquíjano y Carrillo e Hipólito Unanue.
Mariano
Melgar
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El primero de los poetas de la revolución es, sin disputa,
Mariano Melgar (1791 - 1815). Nacido en
Arequipa, estudió en el Seminario de San Jerónimo de esa ciudad, donde destacó
por el temprano despertar de sus virtudes poéticas y recibió las primeras
órdenes, aunque no parece haber tenido una vocación religiosa muy acendrada.
Tradujo a Ovidio y cultivó el verso neoclásico, pero se enamoró concretamente y
sin retórica de quien fue la Silvia de sus mejores poemas. Contrariedades amorosas o el deseo de
continuar sus estudios en Leyes lo hicieron viajar a Lima,
lo que permitió conocer el mar lleno de
sugestiones para su íntimo romanticismo y, también,
escuchar las discusiones, vivas aún, acerca del famoso discurso de Baquíjano y
Carrillo en la recepción al Virrey Jáuregui que hiciera resonar por primera vez
en el aire limeño las ideas de patrio y libertad, cuya causa Melgar abrazó
apasionadamente desde entonces. Escribió en esa época sus odas, todavía
encendidamente quintanescas Al autor del mar, Al conde Vista de Florida
(título nobiliario de Baquíjano) y A
la libertad. Volvió a Arequipa para
sufrir los desdenes de su amada Silvia y, olvidó su destreza en la
versificación académica, para verter su dolor erótico, en inusitados yaravíes,
género popular y mestizo de metros breves y cadencia triste, descendiente de
los harauis, poemas de amor y de
ausencia de la
antigua cultura
quechua. Herido de amores y ganado
íntimamente por la causa de la libertad, se une al levantamiento de Brigadier
Mateo García Pumacahua y, después de la derrota de Umachiri, es fusilado en
1815, en el mismo campo de batalla, cuando apenas tenía 23 años de edad.
En su breve vida, Melgar desarrolló una obra poética
naturalmente breve también, pero en la que se pueden distinguir varias facetas
y diversas características esclarecedoras del proceso histórico de nuestra
literatura y de intrínseco valor estético.
Inicialmente, y abarcando la mayor parte de su obra, Melgar se nos
muestra como una versificación definitivamente neoclásico, de acuerdo a la moda
de su tiempo y a la educación que recibió; pero no es un versificador adocenado
y, a pesar de su juventud, lastre indudable para el cultivo de un tipo de literatura
cuyas virtudes principales residían en la técnica versificatoria y en la
erudición clásica, Melgar muestra en sus odas, elegías y sonetos, cierta
robutez expresiva y habilidad retórica que lo hace destacar en el chato
panorama de la poesía colonial y así lo reconoce, incluso, un crítico tan
apegado a los cánones clásicos como Riva Agüero. Esta destreza más bien imitativa, no hubiera
bastado sin embargo para inmortalizarlo.
Hay en su poesía notas renovadoras mucho más importantes. En primer lugar, como lo ha visto Luis
Alberto Sánchez, su erotismo no es una mera postura retórica adoptada para
tejer canciones y madrigales más o menos entretenidos, sino un profundo
sentimiento personal que le permite unir, de una manera hasta entonces
inusitada en el Perú, la poesía y la vida.
Este erotismo vital es un rasgo evidente y adelantadamente romántico que
lo distingue de los rimadores de su tiempo.
Su pasión por la libertad y su amor a la patria, aunque no renueven su
poesía y se expresen en académicos endecasílabos, constituyen otro rasgo
romántico indudable. Pero lo más valioso
de la obra de Melgar reside en sus yaravíes, en su apelación a una poesía
popular de raigambre quechua que, mediante versos breves y punzantes, le
permite la mejor expresión de un dolor persona, íntimo e intenso:
Vuelve que ya no puedo
vivir sin tus cariños:
vuelve, mi palomita,
vuelve a tu dulce nido.
Los yaravíes de Melgar representan un novedoso espíritu
romántico por su carga emocional y, como hemos dicho anteriormente, por su
apego a las formas y motivos de la poesía popular. En Melgar, además, la vida y obra están
íntimamente unidas: su erotismo no es
puramente verbal y, aunque Silvia sea todavía un nombre literario como los
nombres clásicos y vacíos que solían usar Meléndez Valdez o Jovellanos, no es
una pura ficción literaria, pertenece a una persona concreta que Melgar amó
realmente; y aunque su amor a la libertad se exprese en una oda cabalmente
neoclásica, obedece a una pasión verdadera que lo llevó a unirse a la revolución
de Pumacahua y a ser fusilado. Su muerte misma tiene un carácter
definitivamente romántico europeo, como Pushkin y Von Kleist, como Byron y
Musset, como Larra y Petofi, Melgar muere joven en aras de una pasión. Por último, como ya hemos dicho también,
Melgar introduce el conflicto entre autoctonismo y occidentalismo en el cuerpo
de nuestra literatura culta y escrita en español.
YARAVÍES
I
Todo mi afecto puse en una ingrata,
y ella inconstante me llegó a olvidar.
Ay sí, si así se trata
un afecto sincero,
Amor, amor, no quiero,
no quiero más amar.
Juramos ser yo suyo y ella mía:
yo cumplí, y ella no se acordó más.
Mayor, mayor falsía
jamás hallar espero.
Amor, amor, no quiero,
no quiero más amar.
Mi gloria fue otro tiempo su firmeza;
y hoy su inconstancia vil me hace penar.
Fuera, fuera bajeza
que durara mi esmero,
Amor, amor no quiero,
no quiero más amar.
IV
Vuelve, que ya no puedo
vivir sin tus cariños:
vuelve mi palomita
vuelve a tu dulce nido
Mira que hay cazadores
que con afán maligno
te pondrán en sus redes
mortales atractivos
y cuando te hagan preso
te darán cruel martirio:
no sea que te cacen,
huye tanto peligro
Vuelve mi palomita
vuelve a tu dulce nido.
Ninguno ha de quererte
como yo te he querido
te engañas si pretendes
hallar amor más fino.
Habrá otro nidos de oro
pero no como el mío:
por ti vertío mi pecho,
sus primeros gemidos
Vuelve mi palomita,
vuelve a tu dulce nido.
Bien sabes que yo, siempre
en tu amor embebido,
jamás
toqué tus plumas
ni ajé tu albor divino;
si otro puede tocarlas
y disipar su brillo,
salva tu mejor prenda
ven a seguro asilo
Vuelve mi palomita,
vuelve a tu dulce nido.
¿Por qué, dime, te alejas?
¿Por qué con odio impío
dejas un dueño amante
por buscar precipicios?
¿Así abandonar quieres
tu asiento tan antiguo?
¿Con que así ha de quedarse
el corazón herido?
Vuelve mi palomita,
vuelve a tu dulce nido.
No pienses que haya entrado
aquí todo pajarillo:
no, palomita mía,
nadie toca este sitio
tuyo es mi pecho entero,
tuyo es este albedrío;
y por ti sola clamo
con amantes suspiros
Vuelve mi palomita,
vuelve a tu dulce nido.
Yo sólo reconozco
tus bellos coloridos,
yo sólo sabré darles
su precio merecido,
yo sólo así merezco
gozar de tu cariño;
y tú sólo en mí puedes
gozar días tranquilos
Vuelve mi palomita,
vuelve a tu dulce nido.
.
SONETOS
A SILVIA
Bien puede el mundo
entero conjugarse
contra mi dulce amor y
mi ternura,
y el odio infame y
tiranía dura
de todo su rigor contra
mi armarse;
bien puede el tiempo
rápido cebarse
en la gracia y primor
de su hermosura,
para que cada cual si
fuese llama impura
pueda el fuego de amor
en mi acabarse
bien puede en fin la
suerte vacilante,
que eleva, abate,
ensalza y atropella,
alzarme o abatirme en
un instante:
que al mundo, al tiempo
y a mi varía estrella,
más fino cada vez y más
constante
le diré “Silvia es mía
y yo soy de ella”
LA MUJER
No nació la mujer para querida
por esquiva, por falsa
y por mudable
y porque es bella,
débil, miserable
no nació para ser
aborrecida.
No nació para verse
sometida
porque tiene carácter
indomable
y pues prudencia en
ella nunca es
no nació para ser
aborrecida.
Porque es flaca no
puede ser soltera
porque es infiel no
puede ser casada
por mudable no es fácil
que bien que
Si no es, para amar o
ser amada
sola o casada, súbdita
o primera
la mujer no ha nacido
para nada.
ACTIVIDADES
I.
Contesta:
1. ¿Qué
papel jugó la literatura en la Emancipación del Perú?
2. ¿Qué
es yaraví?
II.
Completa:
1. La
Sociedad de Amantes del país publicó ____________________________________.
2. Primer
poeta de la revolución fue ____________________________________.
3. Mariano
Melgar nació en ____________________________________.
4. El
conde de la vista florida fue ____________________________________.
5. Melgar
tradujo a ____________________________________.
III. Responda V o F según
corresponda:
1. Mariano
Melgar fundó “El Mercurio Peruano” (
)
2. Murió
a los 23 años de edad. ( )
3. Yaraví es un género popular y mestizo. ( )
4. El
yaraví es una novela popular. (
)
5. Melgar
amaba a Silvia. (
)
Es interesante tu blog colega. Nos permite informarnos de su vida y obra de3l gran poeta y héroe arequipeño Mariano Melgar. Gracias por compartirla. Es muy educativa, espero que muchos estudiantes la lean y aprendan mas de la literatura peruana
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